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  • Katuetxe Hernani

Adaptación del gato a una casa nueva


El gato es un animal territorial, su concepción del mundo se basa, en primer lugar, en torno al lugar que ocupan, su “territorio”; y después en los individuos con los que convive. Por ello la adaptación de un gato a un nuevo domicilio es siempre un reto, que hay que superar con cuidado para evitar futuros problemas. Si el gato nunca ha vivido en una casa, el reto se multiplica.

Es importante tener todo preparado antes de que el gato llegue. La preparación previa, la tranquilidad del adoptante y la implicación de su familia en el caso de convivir con ellos es primordial para una buena adaptación.

Como norma general, en cualquier proceso de adaptación, los gatos necesitan tener un espacio propio y totalmente equipado con todos los recursos que el gato necesita (arenero, comida, agua, rascador y cama o cueva) desde el cual iniciaremos la adaptación del gato. Puede ser una habitación o un jaulón, siempre dependiendo del tamaño del gato o de los recursos disponibles. Llamaremos a este espacio, “zona segura”.

Algo muy importante que tenemos que tener en cuenta en todos los casos es que bajo ningún concepto hay que forzar al gato a salir de un escondite durante el proceso de adaptación. Es algo muy violento para ellos, rompe su confianza en nosotros y puede desencadenar en una situación de agresión. Hay que respetar los tiempos del gato, esperando siempre que sea él el que dé los pasos y avance en la adaptación.


Otro aspecto muy importante es nuestra actitud. Hay que mantener la serenidad siempre, no gritar ni ponerse nervioso, sea cual sea la situación y hacer un uso importante de la empatía.

Tenemos que ser pacientes, hay gatos que tardan más tiempo en hacer vida normal con la familia, no hay que tirar la toalla a los dos días ni esperar que el gato se abalance sobre nosotros nada más vernos. Pongámonos en su situación, ellos no entienden el cambio que acaba de experimentar su vida y nosotros somos, en su forma de ver las cosas, un peligro potencial. La mejor forma de que vean que no tienen nada que temer es respetando su espacio y su evolución. El contacto físico debe estar limitado a los momentos en los que el gato este cómodo con él. Esto es especialmente importante en casas con niños pequeños.

Si el gato está escondido fuera de su zona de seguridad y creemos que no va a volver a ella, hay que dejar cerca de su escondite todos los recursos necesarios (agua, comida, arenero) para que pueda valerse de ellos hasta que se atreva a llegar más lejos.


Paciencia, calma y respeto son los principales factores.

Dentro de los procesos de adaptación podemos encontrar varios casos, según los animales que convivan actualmente en nuestro hogar, así que vamos a verlos uno a uno:

  • Introducir un gato, cachorro o adulto, en una casa sin más gatos ni otros animales: el gato, siempre que tenga más de dos meses que, por otra parte, es la edad mínima a la que deberían independizarse, tiene capacidad suficiente para alimentarse e ir al arenero sin ayuda externa. El objetivo de la zona segura es que los primeros días todos estos recursos estén al alcance del gato sin necesidad de moverse demasiado. Cuando el gato vaya cogiendo confianza irá aumentando el radio de exploración. Siempre que se quede solo debería estar en esa zona segura, hasta que ya esté totalmente adaptado a su nuevo hogar.

  • Introducir un gatito en una casa con más gatos: generalmente en esta situación el gatito no tiene miedo ninguno de los ejemplares adultos residentes, pero para evitar situaciones de riesgo en las que el gatito pueda ser agredido por los adultos hay que llevar a cabo un protocolo de presentaciones estricto. Los gatos identifican a los miembros de su familia por el olor. El objetivo del protocolo de presentación es que los gatos que ya están en la casa, poco a poco, vayan haciendo familiar el olor del gato nuevo que ha entrado en su hogar. Para ello lo mejor es evitar el contacto directo en las primeras horas o días y empezar a intercambiar objetos que han usado los gatos residentes con los que usa el gatito en su zona segura. Así iremos mezclando olores y poco a poco se irán familiarizando. Cuando los gatos residentes estén tranquilos en presencia del olor de los objetos del gatito, se podrá pasar a la fase de contacto visual controlado, con una mosquitera en la puerta o el gatito dentro de un transportín. Cuando veamos que en estos encuentros la situación es tranquila, podemos comenzar a dejar juntos a los gatos, siempre extremando las precauciones en los primeros momentos.

  • Introducir un gato adulto en una casa con más gatos: la forma de proceder es muy parecida al anterior, solo que debemos tomar más precauciones y ser más pacientes. Probablemente el proceso sea más lento que con un gato cachorro, aunque cada combinación de animales es distinta. Nunca debemos presentar sin este protocolo previo a dos gatos adultos, puede ocasionar un incidente muy grave entre ellos e incluso hacer que la convivencia futura sea imposible.

  • Cuando introducimos un gato en una casa con perros debemos usar la zona segura como lugar de refugio del gato procurando, mediante barreras físicas, que el gato pueda entrar en ella y el perro no. Así conseguiremos minimizar las situaciones de tensión. En cualquier caso es siempre un encuentro delicado salvo en situaciones en las que se llevan bien desde el primer momento y aún así, debemos hacer uso de nuestra paciencia y atención.

  • En situaciones de estrés para cualquiera de los gatos, nuevo o residente, hay que evitar iniciar una presentación, olorosa y/o visual. La mejor opción es que el gato nuevo esté en su zona segura uno o dos días sin contacto con otros gatos ni intercambio de olores de ningún tipo hasta que se haya tranquilizado.

Podemos utilizar los difusores de feromonas (los venden en el veterinario o en cualquier tienda de animales) para hacer que los gatos se sientan más seguros y mejorar las relaciones con los nuevos miembros de la familia. Estos difusores nos pueden ayudar, pero no son mágicos.

El sentido común y la paciencia son las claves para una buena adaptación.

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